sábado, 28 de enero de 2017

¿Realmente se puede tener un conocimiento neutral sobre la política mundial?

El término neutralidad se define, según la Real Academia Española, como la no participación de las opciones en conflicto; teniendo en cuenta esta definición, para responder esta pregunta, es necesario puntualizar que no nos referimos a los estados; a la forma en la que llevan su política exterior, tampoco en su historia o en las diversas experiencias que han vivido. Tampoco en si la política mundial es mala o es buena, si no, se habla sobre la manera en la que se ve al mundo. El diferir de las aceptaciones que se hacen hacia él, ya sean realistas o liberalistas.
        No todos vemos el mundo con los mismos lentes analíticos, no tomamos en cuenta a los mismos actores, ni interpretamos los contextos de manera similar, es decir, nuestra realidad es distinta a cualquier otro. Con ello, decimos que la realidad es, quizá, la cuestión más difícil de explicar en las Relaciones Internacionales. Para algunas teorías la realidad: es todo lo palpable y observable, es todo aquello cuantificable; mientras que para otras: son las ideas de los líderes, involucran, más allá de los estados, a las instituciones y sobre todo a los individuos; esto quiere decir, que el nivel de análisis es variado.
        Debido a esto, a lo largo de la historia se ha tenido una serie de discusiones con respecto a qué teoría explicaría mejor al mundo, que visión sería la adecuada para poder dar razón a las guerras o incluso a la cooperación. Finalmente, la respuesta a la pregunta sería un NO, porque de ser lo contrario, no habría discusiones sobre cómo vemos al mundo, sería la aceptación de una sola realidad y dejaríamos de lado otros factores de un mundo que siempre está en constante cambio y definiéndose así mismo de manera divergente.