La respuesta automática para el feminismo es no, sin embargo, la respuesta correcta, basándonos en la misma teoría, debe de ser "tal vez". Para responder dicha pregunta es necesario tener en cuenta factores como la estructura, el género, la cultura y las instituciones internacionales. La estructura en este sentido es el conglomerado en el cual las otras variables anteriormente definidas operan y siguen una lógica: la lógica de la estructura.
Teniendo este precepto claro podemos afirmar que la naturaleza, o la forma en cómo está configurada la estructura global, es machista. Ésta ha sido forjada por un largo proceso biológico-cultural que le ha permitido a los hombres tener preponderancia y así tomar las riendas del mundo. Por mencionar un ejemplo, las instituciones internacionales operan siguiendo esta lógica, usando el poder para forzar al cumplimiento de ciertas normativas aceptables pero que sobre todo continúen dicha lógica.
La cultura un factor un tanto más trascendental ha dejado como legado inmediato una diferenciación y estratificación entre el valor casi que monetario de las mujeres y hombres (en un mundo que se alimenta con dinero, las mujeres no son rentables); y el género ha segmentado y radicalizado dichos legados culturales que han asignado valor a las actividades que pueden realizar un grupo de personas con características similares.
Continuando con la explicación, es preciso decir que aunque las mujeres estuvieran a cargo del mundo o de los estados más importantes, las cosas no cambiarían, porque la lógica estructural bajo la cual operan está diseñada para ser machista, y definamos de una vez esto: para ser agresiva, competitiva más no pacífica. El fundamento principal para afirmar esto se basa mucho en la psicología política de la líder femenina, la cual es ruda, y en un plano de toma de decisiones opera con lógicas racionales y pragmáticas, tal como lo haría un hombre. Basta mencionar casos como Margaret Tatcher, Indira Gandhi, Hilary Clinton, Dilma Roussef y como mejor exponente la candidata a la presidencia Marine Le Pen.
Pensar en las mujeres como estatistas con instinto maternal también es machismo.
Algo muy criticado desde la teoría del feminismo hacia otras teorías es la perspectiva que tienen estas sobre el feminismo, en dónde se piensa que se la da un empoderamiento a la mujer que no puede sostener, debido al mal concepto que se tiene de ellas, considerándolas como personas emocionales, compasivas y sobre todo pasivas, siendo incapaces de enfrentar un mundo tan cambiante y agresivo. En caso contrario, el mundo, al ser gobernado por hombres, que por naturaleza son agresivos, se consideraría que estos líderes perderían fuerza ante las mujeres por el desarrollo de sus vínculos afectivos hacia ellas.
Las ideas anteriores son completamente erróneas, pues de acuerdo a la teoría no se trata de debatir si el hombre, por naturaleza, es más agresivo o si la mujer es pacifista. Se trata de debatir la postura de un Estado, que a su vez tiene hombres a la cabeza y que no por ello es sinónimo de que sea un país agresivo. Ambos (hombre y mujer) buscan la participación en la política mundial y su objetivo es contribuir a crear un mundo menos peligroso y eso no puede definirse por el sexo del Jefe de Estado, ni el de gobierno. Sin embargo, debido a una construcción social de una cultura jerárquica en donde, Fukuyama, justificándolo biológicamente, ubica al hombre como un ser físicamente superior en la jerarquía social y como una mujer sentimental que lo único que buscará será establecer la paz en el mundo, sirviendo como ejemplo aquellos países idealistas y capitalistas que, se supone, jamás serán agresivos, la sociedad a creado una idea errónea de lo que es feminismo. Si bien, este no se enfoca únicamente en las mujeres, este mismo estudia al género y con ello comienza a meter más variables en su metodología, como: derechos humanos o pérdida/seguridad civil, haciéndolo diferente de teorías positivistas y enfocándose en ideas y principalmente, en la emancipación de un conocimiento popular erróneo sobre el feminismo.
Finalmente, y complementando lo anteriormente dicho, el mundo sería más pacífico, si los jefes de gobierno/estado, tomarán las decisiones correctas para un mundo mejor sin importar el sexo y género de este. El género en la RI se utiliza como la forma biológica de identificar los sexos masculino y femenino, otorgando al primero facultades como poder, racionalidad, fuerza etc., y al segundo otorgándole características como de un ser protector y débil, dejando a la mujer como el sexo pacífico. Pero si una mujer gobernara el país más poderoso, éste no sería más pacífico, claro que tomaría otro camino y se tomaría acciones y acontecimientos diferentes, pero el ser mujer no significa ser bueno. El mundo no depende del género, así que el hecho de que llegue una mujer a la presidencia de un país no es sinónimo de paz o prosperidad. Solo hay que ver los casos de Corea del Sur o Brasil... Y próximamente Francia. El tener una presidenta no ha sido muy diferente a tener un hombre en el poder. La lucha por obtener el poder, y sus beneficios, sigue presente como parte de nuestra naturaleza humana, sin importar el género.